Lo mejor es comenzar por la Plaza de la Ciudad Vieja, donde se encuentra el Reloj astronómico en el que salen los doce apóstoles cada vez que el reloj da las horas. Podéis subir a la Torre del Ayuntamiento y disfrutar de unas buenas vistas de toda la Ciudad Vieja, que comprende todo el casco histórico de Praga.
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| Plaza de la Ciudad Vieja |
Podéis cruzar a la otra orilla del río a través del Puente de Carlos, el más bonito de Praga y contemplar desde allí otra vista de la Ciudad Vieja.
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| Puente de Carlos, con vistas a la Ciudad Vieja |
Después es buena idea coger un tranvía y acercaros hasta el Castillo de Praga, en cuyo interior se encuentran el Callejón del oro, una de las calles más bonitas de la ciudad donde está la residencia del escritor Kafka y también la Catedral de San Vito a cuya torre se puede subir a través de una escarpada escalera de caracol, solo para valientes.
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| Castillo de Praga |
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| Callejón del oro, con la casa azul de Kafka |
Otro lugar emblemático de Praga es la Plaza de Wenceslao, lugar donde se inició la caída del comunismo, aunque si os digo la verdad es un lugar sin mayor encanto pero que no deja de tener su interés si os gusta la historia.
Y en nuestro post sobre Praga, no podían faltar las recomendaciones gastronómicas: es muy típico el Goulash, un guiso de carne muy especiado de origen húngaro pero que los checos han adoptado a su gusto, os gustará si os van los platos contundentes.
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| Goulash |
Además en Praga podréis degustar platos como la Kulajda, que es una sopa de patatas con leche agria o Knedliky, bolas de harina con patata. Como véis, platos de nombre impronunciable y sabores peculiares. Toda una experiencia.
Espero que os haya gustado la entrada, nos vemos viajando!
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